viernes, 25 de septiembre de 2015

En fin...

¿Qué puedo decir hoy?

Tuve encuentros interesantes para mí estos días. Creo que si hablara de ellos siempre tendría de qué escribir. Sin embargo, también sé que no es del interés de nadie que lea esta página. La verdad, «mi página diaria», no debía ser un diario o algo parecido, pero lo está siendo en parte.

Me encontré con un antiguo amigo o hermano de la iglesia en el carro, nuevamente. Esta vez fui yo el saludado, con un toque en mi hombro. Ahí estaba, detrás de mi asiento, pero nuevamente me dio vergüenza preguntarle su nombre. Lo que recuerdo de él es que en un remoto campamento de la JAC en Casa del Águila, Limatambo, subimos al cerro lo más que pudimos, a manera de carrera o competencia. Fue muy bonito, pues el paisaje era hermoso. La esperanza era que podamos llegar a la cima de la montaña para ver un nevado o todo un valle —no recuerdo el nombre—. Por aquel tiempo era vegetariano, pero ya había comprobado que mi energía no era tan poca a pesar de mi bajo consumo de proteína de carne. Solía ser uno de los primeros, pero al llegar a un punto en que creía que no habría ni una casa o personas que quisieran tener una vivienda, me encontré con una casita, y con una chacra. Curiosamente me encontré con este hermanito, que parecía un campesino del lugar, trabajando la tierra. Me sorprendió agradablemente. En fin. No recuerdo todavía cómo se llama... ¡un momento! ... ¿Será que su nombre es... Alan? Por el momento, a no ser que lo confirme con él mismo, no sabré bien. Jeje, cómo la memoria a veces llega en el momento menos pensado. Estoy casi con certeza completa de que su nombre es así. Me contó que por estos años de ausencia mutua, estuvo un tiempo en Lima, y también en Europa (Suiza), para hacer un estudio. Que el italiano fue su lengua para comunicarse en ese país trilingüe.

Supe que está en una iglesia conocida y grande de mi ciudad, y que está muy emocionado porque va a iniciar sus estudios para ser misionero. Cuando le pregunté a dónde quisiera ir de misiones, me dijo que a Europa del Este, o a Rusia o por esos lares. Esperaba oír que quería ser un misionero para las tribus de la selva peruana, o alguna comunidad por aquí cerca. En fin. Creo que cada uno tiene su propio llamado, y no tengo derecho de imponer mis suposiciones o valores en otros.

Me cae muy bien, y es un hermano admirable según lo que vi en él y me dijo hoy. Lamentablemente tuve que despedirme intempestivamente, porque ya llegaba el carro al paradero donde tenía que bajar. Lo dejé con la palabra en la boca, contándome sobre una obra de su iglesia...

Lo que puedo decir de la congregación a donde asiste, es que ha crecido mucho, pero que tiene detractores sobre su método de crecimiento, su no muy asentada teología o formación de los líderes, y sus máculas en cuanto a historias de hermanos que no se portaban a la altura de lo que eran, según lo que pude oír, incluso lamentablemente de los agraviados. Sin embargo, no puedo generalizar; seguramente hay creyentes sinceros e íntegros, seguramente también hay quienes conozcan bien la palabra de Dios y no tengan puntos de vista ligeramente heterodoxos en cuanto a la teología protestante, incluso católica (específicamente acerca del Espíritu Santo). Quizá más es un asunto de praxis que de "teoría", o de un malentendido mío que asumí de otros tantos malentendedores que por ahí rondan. Por otro lado, al ver mis propios errores, no puedo considerar que están mal por el hecho de que haya hermanos que se portan mal; también yo tengo mis asuntos no resueltos o que tengo que mejorar. Sólo espero ser sincero y consciente de mi situación en el camino que estoy cruzando que se llama cristianismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario