martes, 22 de septiembre de 2020

EL MAR PERDIDO

 Desde niño siempre me apasionaron los libros, pero en especial (como considero normal) los libros con dibujos, porque, cuando eres niño, no sólo lees las palabras y echas un vistazo a las fotos o ilustraciones. Cuando eres niño las imágenes tienen una importancia suprema, y es lo primero que aprendemos a leer. Poco a poco la figura de una montaña al ver una A o de un gato en la g va cayendo al olvido. Cuando uno es niño y todavía no sabe leer, observa las letras como figuritas una detrás de otra, y a veces parece algo bonito, estético, aunque sin significado, resultando muchas veces, aburrido. Pero estoy pasando a otro tema, así que volveré a lo que vine.

Eran mis compañeros que me mostraban el mundo, no sólo lo que me rodeaba, sino lo que había más allá, alucinando con las imágenes de planetas (por supuesto, como para muchos niños, mi planeta favorito era Saturno), o de naves espaciales (recuerdo una imagen de un transbordador espacial con el fondo negro del espacio), o de paisajes o ciudades.

Y cuando uno aprende a leer, las cosas cobran un sentido distinto. Sin embargo, todavía las imágenes, aunque sean mapas (los físicos me gustaban más que los políticos) eran lo más atractivo, en este caso, de las enciclopedias y diccionarios.

Recuerdo que en la biblioteca-depósito de mis tíos, donde me refugiaba por las tardes luego de una visita de domingo, encontraba siempre cosas interesantes para hojear, con el olor de viejo papel.

Lo vi varias veces, no sólo ahí, sino también en varios otros libros de otros lugares: listas de cosas importantes de adultos: países más grandes, montañas más altas, océanos más profundos, animales, plantas, lagos, etc. Y de entre esas estaba una lista con los mares más grandes. Mi favorito, y no sé por qué, era uno llamado el "Mar de Aral", considerado uno de los lagos interiores más grandes del mundo (casi 70 000 kilómetros cuadrados de superficie, aunque de niño al mirar ese número, sólo podría imaginarme vagamente). La razón de que me gustaba no era tan racional: simplemente me gustaba cómo sonaba su nombre, quizá.

Y así pasaron muchos años.

Hace algunos años quise visitar, aunque sea por foto y breve descripción, uno de los mares más bonitos que me traía nostalgia de niño. Y lo que descubrí me llenó de sal el corazón: Prácticamente ese mar ahora ya no existe, siendo sólo un joven desierto, y el agua que todavía hay es menos del diez por ciento de lo que hubo antes. Imágenes de barcos varados, oxidados, en la arena, con un fondo desértico, amarillento, un cielo despejado. El sol parece abrasarlo todo por ahí.

Quise saber qué pasó, y sin temor a equivocarme, antes pensé que los humanos fueran los culpables... y así era. Tiempos donde se creía (hoy todavía se cree) que el hombre es dueño de la naturaleza y la somete a su antojo. Regímenes absolutistas. La guerra fría. El algodón como el "oro blanco" codiciado por encima del agua y los peces que otrora incluso alimentaron un inmenso país en crisis. Un mar generoso, rodeado y amado por gente orgullosa, niños soñando ser pescadores, navegantes o marineros, como sus padres. Primaveras y veranos tranquilos, comiendo a la vista del mar bajo un cielo azul que no da miedo. Dos ríos inmensos que alimentaban el mar fueron desviados para darles el "oro blanco", y el mar debía sacrificarse como un soldado en batalla. La gente de por ahí no era importante, y sus voces no fueron escuchadas. El mar comenzó a irse poco a poco, y cada año las casas de los pescadores estaban más lejos de la costa. Y al final, no hubo nada más que hacer... la costa estaba inalcanzable. Estaban todos en un desierto.

Y esa fue su historia. 

Cuentan los pocos que allí ahora viven, todavía con esperanza, que el mar un día regresará, que volverá como lo hizo en el pasado (cuentan en sus leyendas que el mar se fue tres veces, y volvió), y todavía se hacen llamar pueblo pesquero, todavía los niños sueñan con el regreso del gran mar generoso, mientras los abuelos y los padres cuentan las historias. Los niños sólo imaginan, ven fotos antiguas —que no pudieron ser trucadas— y ven también los viejos barcos. La piel de los jóvenes se seca, como lo hizo el mar; y así se va la juventud, como lo hizo el mar.

El "Mar de Aral" en realidad fue un lago, el cuarto más grande del mundo, y por su tamaño era llamado "mar". Hoy es el desierto más joven de la tierra, y el más tóxico de ellos (además de haberse acabado, fue contaminado con desechos de pesticidas y otros químicos, y cuando se secó hasta el fondo, los desechos en sedimentos se esparcieron con el viento), hecho en menos de un siglo. Lo que queda de él es menos de un diez por ciento de su superficie original, entre espacios con agua hipersalina. Y hay, claro está, intentos de recuperar algo de lo que fue antes.

Todavía existe, y mientras sigue muriendo, sus gemidos se escuchan en el mundo, testifican lo frágil de la naturaleza, aunque no comprendemos su fortaleza. Pienso también, y tengo la esperanza, que el mar volverá como lo cuentan los ancianos, para alegrar las aves que la sobrevuelen, los peces que en él se acojan, los seres humanos que habrán quedado entonces, volverán a pescar en sus aguas. Será un nuevo tiempo, donde quizá todavía existan enciclopedias viejas y empolvadas, que al ser revisadas por curiosos, les dirán "he aquí el mar de Aral, que se fue un tiempo, pero regresó".

Dirán también de él entonces, algunos poetas, mientras abrazan sus olas, "el mar estuvo muerto, pero ahora vive; estuvo perdido, y fue hallado".

Crédito de la imagen: Wikipedia en español
(una imagen satelital del Mar de Aral de 1989, y otra de 2014... sólo 25 años de diferencia)

Quizá está de más mencionar que basta colocar "mar de Aral" en el buscador, y se sabrá mucho acerca de él. Pero quiero compartir dos links que me parecieron inspiradores. El primero es el documental que cuenta un poco sobre la historia de lo que sucedió. El segundo es una canción del famoso grupo Pink Floyd, cuyo video muestra imágenes de lo que queda del lugar (La canción no trata del mar de Aral, pero quizá lo eligieron como paralelismo, lo que sucedería en su banda: se acababa todo).

Documental sobre el Mar de Aral (subtítulos en español)

Canción de Pink Floyd (Louder than words).

Gracias por leerme, y darme la oportunidad de compartirte esto, querido lector fantasma.