jueves, 3 de diciembre de 2015

HE DECIDIDO: PAGARÉ EL PRECIO

 "No hay atajos; no hay remedios rápidos: la ley de la cosecha gobierna"

   Hace ya varios días que estoy en proceso de cambio. Estoy tratando de ser más ordenado, estoy comenzando a tener algunas rutinas saludables como: beber agua, desayunar, hacer ejercicios cada día, planificar mis días, etc.

   Me instalé un programa muy interesante en el celular, y me ayudó mucho; la aplicación se llama "Fabulous". Me ayudó a afianzar una buena costumbre: beber agua cada día después de levantarme. Comencé sólo con esa rutina, a la que añadí el tomar un buen desayuno, y después celebrar (todavía no sé bien cómo se hace eso de 'celebrar'). Hace no mucho añadí una rutina de las noches que consiste en "desconectarme". Eso me ayudará a tener un mejor sueño, puesto que muchas veces dormí mal por estar metido en el celular hablando por WhatsApp, viendo videos de YouTube, revisando el Facebook, o simplemente leyendo un artículo interesante en internet. Ahora a partir de cierta hora decidí desconectar mi celular de todos esos servicios, que sabotean mi plan de tener una mejor calidad de sueño.

   Hace unos días también añadí la rutina de hacer ejercicios diarios: mínimamente de un minuto, o bien de tres, o al menos siete. No fue nada fácil ninguna de las dos alternativas últimas, pero me siento bien de que lo estoy haciendo.
   
   En las mañanas mi despertador sonaba muchas veces para hacerme recordar la hora; pero estos últimos dos días estoy sin mi celular sofisticado; lo mandé a que arreglaran algo que empezó a funcionar mal. Mientras tanto, estoy con un celular sencillo, que al menos tiene alarma, y si quiero también tiene WhatsApp y Facebook; sin embargo, no los uso mucho. Me di cuenta que demoraba más desactivando las alarmas, y hoy, a pesar de haberme levantado un poco más tarde de lo normal, llegué temprano al trabajo. Creo que modificaré esa costumbre.
   
   Después de escribir esto saldré a comprarme una agenda para el año que viene, y también otros materiales de escritorio que necesitaré para trabajar.
   
   Escribí nuevamente los sueños que tengo para mi vida, pero ahora convertiré estos sueños en metas a corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, ya decidí que el año que viene estudiaré francés y practicaré inglés conversacional; a mediados de año iré a Paucartambo a ver la salida del sol, y también me graduaré  (sí, lo estuve postergando mucho, y me da vergüenza admitirlo; este año estuve avanzando un poco con la tesis, pero ahora tengo metas claras a partir de la semana que viene para cumplir con esta meta; no me importa si tenga que pagar un asesor para que me oriente a desarrollar mi tesis lo más rápido posible); luego viajaré a Brasil (pienso al menos viajar a la frontera para conocer un nuevo ambiente). Estoy pensando viajar a Machupicchu en lo que resta de este año, este mes, pero quiero estar seguro de que podré, lo planificaré y veré si es posible: tengo fechas tentativas; 21, 22 y 23 de diciembre, o alguna fecha cercana a esas. Otra opción tentadora es hacerlo para año nuevo.

   Sé que esta entrada no será muy interesante para mis amigos lectores (si los hay), ya que peca de ser bastante personal, pero al menos quiero dejar un mensaje que caló en lo profundo de mi mente (lo oí en un mensaje de superación personal), y con la que comencé mi entrada de hoy:

 "No hay atajos; no hay remedios rápidos: la ley de la cosecha gobierna"

   Creo que para tener el verdadero éxito o la verdadera felicidad, hay que pagar el precio, y lo he comprobado con todas las cosas buenas que aprendí o hice en mi vida. Siempre tuve que pagar el precio de la dedicación. Incluso la novela que estoy escribiendo. No es nada sencillo, y representa horas y horas de trabajo y desvelos; aprender portugués también me tomó tiempo; aprender esperanto, aunque fue un corto tiempo para aprender lo básico (2 meses), requirió de mi dedicación y disciplina de una hora diaria. Quiero ser escritor, y eso requerirá de trabajo duro cada día. Eso me hace sentir un poco mal en cuanto a esta página, pero sé que mejoraré, y la llenaré hasta que realmente sea lo que pensé en un comienzo, una página diaria de escritura.

   Quiero dejar en claro que todos los planes que tengo serán sólo si Dios me da la salud y me permite vivir para cumplirlos, lo cual espero de todo corazón (Santiago 4:13-17)

   Gracias por leer, quienquiera que seas tú, amigo o amiga.